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JOSE LUIS HERNAEZ MAÑAS, Un Ingeniero Agrónomo al servicio del Desarrollo de Galicia.

A continuación se incluye el laudatio en el Homenaje a José Luis Hernáez Mañas, realizado por el Patrón de la FIA Ricardo Vázquez, y que tuvo lugar en la I Noche de la Ingeniería Agronómica de Galicia.

Como ya ha quedado sobradamente expuesto, nuestra fundación, pretende poner el valor la ingeniería agronómica como un elemento clave para el desarrollo en general, y en nuestro caso de nuestra tierra gallega. El origen de los IA, en una misión casi de apostolado romántico vinculada a la ilustración u su tradición enciclopédica, buscaba “la mejora de las condiciones de vida de los hombres del campo mediante la introducción de la ciencia y la tecnología en sus labores, de manera que mejoraran sus rendimientos y eso supusiera la garantía de producción de los alimentos suficientes para la población del país”.

Para dar fe de esta vocación, la FIA instituye el reconocimiento de aquellos compañeros que con su dedicación, capacidad y esfuerzo han contribuido al desarrollo de nuestra tierra, de manera que su trabajo perdure y sus resultados sean conocidos por toda la sociedad y alcancen el reconocimiento individual, pero también un mayor valor de nuestra querida profesión.

Como reconocimiento el Colegio Oficial de Ingenieros Agrónomos de Galicia desarrolló una pieza original con Sargadelos. El. La pieza parte en su diseño de la Frenología, una antigua disciplina dedicada a estudiar la localización exacta de las funciones cerebrales, con el propósito de determinar rasgos de personalidad y carácter estudiando en cada individuo según sus características individuales. El diseño desarrollado pone de relieve la multidisciplinariedad de los ingenieros agrónomos, al ubicar en una cabeza la multitud de materias, habilidades y ciencias que es necesario dominar para poder desarrollar nuestra labor.

Y quizás no haya nadie que represente esa capacidad y esa vocación como el homenajeado de esta primera gala, nuestro compañero D. Jose Luis Hernáez Mañas.

Jose Luis es culpable de muchas cosas, una de ellas que el que les habla esté aquí hoy ya que él fue mi primer contacto con esta profesión y seguramente sin querer una inspiración para mí, algunas de las cuales tienen mucho que ver con la casualidad y otras, seguramente, con la causalidad.

Jose Luis nació en Madrid en 1943, una causalidad, dada la profesión de su padre como militar, y se trasladó a la Rioja, como anticipando un futuro que seguramente ni siquiera podía intuir, pero que ahora nos parecerá una broma del destino. La muerte de su padre lo devuelve a Madrid donde se hace bachiller y se incorpora al mundo universitario. Parece ser que hay una leyenda que dice que quería ser piloto, pero que tenía ciertas incompatibilidades con las maquinas, por lo que, aunque su destino como huérfano de militar era acceder a un peritaje, sus indudables cualidades hicieron que el destino moviera los hilos para que cursase su estudios universitarios en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos de Madrid.

Su vida profesional empieza en el año 1971, con un destino en la Agencia de Extensión Agraria de Porriño, donde demuestra su valía como Ingeniero Agrónomo, pero también pone en evidencia su impericia con las maquinas al destrozar un 2CV que Franco había puesto al servicio del militarizado servicio de extensión agraria. En esta etapa desarrolla varios proyectos de obras comunitarias, donde la mejora de la calidad de vida de un mundo rural con grandes carencias era la premisa. Uno de sus proyectos fue la resolución de un depósito de agua para una traída, donde los vecinos pretendían que se hiciera uno para cada uno, con el fin de evitar el abuso de unos sobre otros. El joven ingeniero desarrolla un depósito colectivo, pero accediendo a dividirlo internamente en tantos compartimentos como vecinos, pero dejando todos ellos comunicados por su parte baja. De esta manera los vecinos quedaron satisfechos, cada uno con su toma, sin líos sociales por el consumo de agua y aun hoy en día siguen disfrutando de esta solución.

Por esta época conoce y se casa con la que hasta hoy es su mujer, Mariluz. Este hecho aparentemente ligado a su vida personal tendrá una importante repercusión en su trayectoria profesional, ya que Mariluz provenía de lo que hoy reconocemos como la Ribeira Sacra. Más concretamente de Castro Caldelas, y su familia tenía una gran relación con la viticultura y la enología, a través de una reconocida bodega en A Abeleda, germen de una de las grandes marcas de hoy en día como es Ponte da Boga. Seguramente las muchas horas y los conocimientos de su suegro fueron su primera inspiración para empezar a enredar en eso de las vides y los caldos. También su matrimonio lo lleva a ser destinado por el Ministerio como Director de la Escuela de Capacitación Agraria de la Diputación de Ourense, compaginando esta actividad con la Jefatura de Servicios Agrarios de la propia Diputación Provincial.

En esta etapa cultiva con pasión una de sus habilidades menos conocidas: la botánica. Recorre todo el macizo central orensano en numerosas ocasiones en busca de plantas y artesanalmente las desecaba para su posterior estudio y clasificación. Pero es la viña y el vino la que había de ser su vocación. Asiste a numerosos cursos y conferencias para alumbrar el conocimiento de ese mundo tan viejo y desconocido, y con ello hacerse útil extendiendo su magisterio y mejorando las elaboraciones de entonces.

En esta etapa asiste a innumerables catas y concursos en condiciones muy primitivas, como las de la Feria del Vino de Amandi, antes de que existiera la denominación de la Ribeira Sacra. En ella los catadores sufrían el frio y la mezcla de olores primarios con los efluvios de churrascos y pulpeiras, además de tener que atender a las críticas de los paisanos que consideraban que aquellos catadores “non tiñan nin puta idea”, a la vista de sus valoraciones con respecto a la opinión de cada bodeguero sobre sus vinos.

Bajo su dirección, varias generaciones de profesionales salieron de la escuela formados y capacitados, pero, sobre todo, con una mente abierta a un incierto mundo laboral, con el convencimiento de que su labor en la agricultura es una actividad profesional tan digna como cualquier otra.

Durante este periodo escribe asiduamente en la prensa artículos en defensa de un nuevo modelo de viticultura. Promueve la creación de un nuevo centro de formación agraria en la provincia de Ourense, que acabo siendo el Centro de Formación Profesional Agraria de Villamartín, y, luego de pelear incansablemente por la creación de una estación enológica en Galicia, esta acaba siendo realidad, y él se convierte en el Director de la Estación de Viticultura y Enología de Galicia (actual EVEGA), en el año 1988. Mantuvo esta actividad hasta el año 2004 y en esta etapa su producción científica, técnica y docente será ingente e incansable. Cientos de artículos, libros y publicaciones llevan su sello personal, y su participación en cursos y conferencias resulta abrumadora. También participa en distintos foros de trabajo, donde es considerado una autoridad, formando parte del Consejo Asesor Español de la oficina Internacional de la viña y el vino (OIV), el Grupo Nacional de Experimentación en Viticultura y Enología y es miembro del grupo Español de problemas fitosanitarios de la Vid y del Grupo Nacional de Selección Clonal de la Vid.

Una anécdota de su labor apostólica en pro de los vinos gallegos es aquella que cuenta la conversación entre Jose Luis y un Bodeguero, por entonces párroco de Leiro:

Padre, que este vino está picado; es que usted viene poco por la Estación Enológica!!!.

A lo que el cura no tardo en contestar: Pués a usted tampoco se le ve mucho por la iglesia!!!

Jose Luis también ha sido Presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Ribeiro, miembro de honor de la Asociacion de Sumillieres “Gallaecia” y posee la Medalla de Oro al mérito enológico de la Federación Española de Asociaciones de Enólogos.

En 2004 finaliza su etapa al frente de la EVEGA, solicitando traslado a Coruña para estar más cerca de su familia. Entre 2005 y 2009 fue destinado a Santiago y en 2009 se incorpora, ya en Coruña, al Servicio de Extensión Agraria y el desarrollo de Concentraciones Parcelarias. De esta época también es una de sus grandes aportaciones:

un funcionario es una persona capaz de encontrar cinco problemas para una solución

Sin embargo, durante esta etapa sigue manteniendo una gran actividad paralela en relación con su vocación, continuando con la publicación de artículos y colaboraciones con el mundo de la viticultura. Valdeorras, Ribeira Sacra, Ribeiro, Monterrei, Rías Baixas, Val do Miño, Terra de Betanzos, Barbanza e Iría … siguen contando con su saber cada vez que se lo demandan…

Al lado de Jose Luis, dicen los que han trabajado más cerca, siempre se aprende… no solo de viñas y vinos, sino también de humanidad y bonhomía. Su legado es algo más que lo tangible. Sin su esfuerzo, conocimiento y visión, los vinos gallegos, que ahora son algo más que una pujante actividad son un símbolo de identidad, seguramente hubieran desaparecido en una ola de productivismo que nos invadía a principios de los años 70, cuando el cambio de hábitos llevaba a muchos bodegueros a la búsqueda de variedades internacionales y producciones altas de baja calidad. Este modelo es incompatible con nuestra realidad territorial, las condiciones de nuestros suelos y clima y, sobre todo, con el potencial real de nuestra viticultura, muy propensa a la personalidad y la calidad. Jose Luis supo verlo y también lo peleo…. Y gano, ganamos todos.

Su visión se puede resumir en una de sus afirmaciones más habituales:

“No hay pueblos con vino, hay pueblos del vino, que sienten y se expresan en vino y sus conversaciones están siempre entorno al vino”.

Muchas gracias por tu contribución al desarrollo de nuestra tierra y al reconocimiento de nuestra profesión. Enhorabuena.